20 septiembre 2012

Scout week Taizé 2012

Una experiencia increíble, que nos ha cambiado como personas y que ha reforzado nuestra Fe.

Es uno de los mejores lugares para, no solo conocerse a sí mismo, sino también para conocer a muchas personas que también han experimentado ese sentimiento.


La Semana Scout 2012 en Taizé ha sido una experiencia inolvidable para el Clan Trifoglio. Para llegar hasta Taizé volaron desde Madrid hasta Ginebra y de ahí en tren destino Lyon. Una vez allí, de nuevo otro tren que nos llevaría hasta la aldea de Taizé. Llegamos sobre las siete de la tarde y vimos como la gente de la comunidad estaba cenando, para dirigirse después a la oración de la noche.

En la zona de recepción estaban las carpas donde dormiríamos durante la semana. El equipo de acogida para la Semana estaba formado por cinco Scouts de diferentes países: Alemania, Hungría, Italia… Tras instalarnos en una de las carpas, fuimos a cenar y en ese momento empezamos a conocer hermanos scouts de diferentes países, con los que entablamos una gran amistad.

Iglesia de la Reconciliación
Los días en Taizé son muy dinámicos:
A las ocho de la mañana tocan las campanas de la entrada a la comunidad para indicarnos que tras media hora, comenzaría la oración. Nos impactó el hecho de que todo el mundo dejaba lo que estaba haciendo cada vez que tocaban las campanas para dirigirse a la Iglesia de la Reconciliación.
En esa iglesia, en la que cabíamos más de 4.000 personas que estábamos en la Comunidad esos días, 120 de ellas formando parte de la Semana Scout, se realizaban las tres oraciones diarias; a las ocho y media de la mañana, a la una y media y a las ocho y media de la noche.
Las oraciones eran bastante sencillas pues estaban compuestas por varios cantos en diferentes idiomas que daban paso a la lectura del Evangelio y, tras un momento de silencio (otro de los momentos más impresionantes fue ese, ver como las 4000 personas guardábamos un silencio sepulcral); con otros cantos se terminaba la oración.


Después de la oración, todos nos dirigíamos a desayunar, una invitación de los hermanos de la comunidad.
Más tarde, en pequeños grupos, hacíamos una introducción Bíblica con un hermano de la comunidad y pequeñas reflexiones en grupos sobre temas de la Fe, Cristo, y diferentes valores.
Todos los que estábamos en la Semana Scout, íbamos al mismo grupo, por lo cual, aprovechamos esos momentos para reflexionar sobre la Ley y la Promesa.
Al terminar, nos dirigíamos a la Oración del Mediodía y después a comer.

Después de un tiempo libre, comenzaba el programa scout compuesto por diversas actividades: talleres, juegos típicos de cada país, y una marcha en la que conocimos la gastronomía y costumbres típicas de cada país.

De vuelta a la Comunidad para cenar y dirigirnos a la oración de la noche, tras la cual, llegaba uno de los momentos más divertidos del día: El Oyak, una zona reservada en la que podíamos cantar y bailar, además de tomarnos un helado o refresco a muy buen precio, hasta las once y media, momento en el que el silencio reinaba en Taizé. Y así era el día a día de la semana.


Una tarde, tuvimos la oportunidad de charlar con el prior de la comunidad, el Hermano Alois, sobre temas como la crisis mundial, la drogadicción, la pobreza, el hambre… y cómo los scouts luchamos para conseguir erradicarlos poco a poco. Pudimos charlar también con unos hermanos de Taizé, que nos animaron a que, en un futuro próximo, volviésemos a Taizé como voluntarios, ya que allí todas las personas que realizan las labores de cocina, limpieza, seguridad, y control, están  desempeñadas por voluntarios.

La última noche tuvo un simbolismo especial, pues todos los scouts, nos despedimos cantando la canción del Adiós Scout, en todos los idiomas de la gente que allí estábamos. Tras ello, llegó el momento de intercambiarnos direcciones de correo, Facebook, Tuenti… Y hoy, dos meses después, seguimos manteniendo esa comunicación.

A modo de conclusión, tenemos que decir, que ha sido una experiencia increíble, que nos ha cambiado como personas y que ha reforzado nuestra Fe. Recomendamos sin dudar a todo el mundo que vaya a pasar una semana porque es uno de los mejores lugares para, no solo conocerse a sí mismo, sino también para conocer a muchas personas que también han experimentado ese sentimiento, con las que forjar una amistad que esperamos perdure en el tiempo.

Crónica de: Daniel Gago, Laura González, Isabel Cruz
Fotografías de: Daniel Gago (ver fotografías) y  Wikimedia.

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